La Pujada de Sant Domènec, en el call, De Girona, es uno de los rincones mas hermosos de su judería. Activo entre los siglos X y XV, acogió la segunda comunidad judía  en número de Cataluña, después de Barcelona.
Su trazado y el entramado de empinadas callejuelas todavía recuerda el aspecto que ofrecía en la Edad Media.
El barrio judío contaba con carnicería, pescadería, horno, talleres de sastres, zapateros, tejedores, barberos, consultorios de médicos y astrólogos, y además una escuela y una sinagoga


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